Familia y salvación

En la Fiesta de la Sagrada Familia del 2001

Mis queridos hermanos y amigos:

La Fiesta de la Sagrada Familia, colocada en el calendario litúrgico en el domingo siguiente a la Fiesta de la Natividad del Señor, recuerda a la Iglesia año tras año el papel decisivo de la Familia en la historia de la Salvación del hombre: el Redentor ha recibido virginalmente la vida humana por obra del Espíritu Santo en el seno de María Virgen, desposada con José, un sencillo carpintero. Sigue leyendo

La noticia de la inminente Navidad

El anuncio de la Gloria de Dios y de la paz a los hombres que ama el Señor

Mis queridos hermanos y amigos:

Ya se anuncia la noticia de la inminente Navidad que la Iglesia ha venido preparando a lo largo de las cuatro Semanas de Adviento a través de un itinerario espiritual y pastoral en el que ha revivido las experiencias de los protagonistas del primer Adviento de la historia, los modelos y guías para todos los Advientos del futuro, también de este nuestro Adviento del año 2001. Sigue leyendo

Dieciocho nuevos sacerdotes para la Archidiócesis de Madrid

Una nueva razón para la Esperanza

Mis queridos hermanos y amigos:

La espera y la esperanza del Adviento siempre se dirige al Señor que viene de nuevo a su Iglesia con la abundancia de sus dones: los de la misericordia del Padre, los de la reconciliación del Hijo y los del amor del Espíritu Santo. Dones invisibles de la gracia y dones visibles de su palabra, de sus sacramentos, de sus ministros, de todos aquellos que responden a su vocación cristiana con la oblación de sus vidas por la vía de la vida consagrada y de los que viven su vocación seglar como un decidido compromiso apostólico. Sigue leyendo

Homilía en la Vigilia de la Inmaculada

Mis queridos hermanos y amigos:

«María, aurora de la salvación»

«El ángel, entrando a su presencia, dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».

El saludo del Ángel Gabriel a María la doncella de Nazareth, desposada con José, sacaba a la luz plena de la revelación y de la fe lo que Dios había hecho con la que iba a destinar a ser Madre virginal de su Hijo: llenarla de gracia desde el momento de su Concepción, que la Iglesia a lo largo de un creciente reconocimiento espiritual y teológico del riquísimo contenido de la Palabra revelada, calificaría como Inmaculada. Sigue leyendo