Plan pastoral  2010 – 2011. «Firmes en la Fe». Lineas de accion

Archidiócesis de Madrid

Curso pastoral 2010 – 2011
Preparación de la JMJ Madrid 2011

En agosto de 2011 se celebra en Madrid la XXVI Jornada Mundial de la Juventud. Es una fiesta: los jóvenes, reunidos en torno al Papa y los Obispos, celebran el encuentro con Jesucristo. Es un acontecimiento que expresa la comunión de la Iglesia, la alegría entusiasta de la fe que se desborda en anuncio del Evangelio, en invitación a los que no creen. Es un acontecimiento eminentemente misionero, en el que todos estamos implicados. Sigue leyendo

Madrid peregrina al Sepulcro del Apóstol Santiago, Patrón de España

Madrid, 17 de julio de 2010

Madrid peregrina al Sepulcro del Apóstol Santiago,
Patrón de España

Mis queridos hermanos y amigos:

Los peregrinos madrileños que llegan a Santiago de Compostela para venerar las reliquias del Apóstol Santiago, Patrón de España, han sido siempre numerosos en los años ordinarios y sobre todo en los Años Santos. Son de hecho los más numerosos. También sucede así en el presente Año Santo del 2010. Comunidades parroquiales, Colegios, asociaciones y movimientos apostólicos, grupos juveniles y todo el espectro de fieles que conforman la comunidad diocesana de Madrid, han peregrinado y continuarán peregrinando en gran número a Santiago hasta que el día 31 de diciembre próximo se cierre solemnemente la Puerta Santa en la Catedral del Apóstol, que no se abrirá de nuevo hasta el primer día del año 2021. En la devoción mostrada por los madrileños de todos los tiempos al Apóstol Santiago, alienta una exquisita sensibilidad humana y espiritual para dos grandes valores de la existencia cristiana: el de sentir vivamente la necesidad de una actitud de permanente conversión al don de la gracia que nos ha venido por Jesucristo, nuestro Redentor y Señor, y la de la imprescindible fidelidad a los orígenes apostólicos de la Iglesia para poder acceder al encuentro salvador con Él. Orígenes apostólicos que custodian, guardan y actualizan ininterrumpidamente los Obispos, Sucesores de los Apóstoles, bajo la autoridad del Sucesor de Pedro, el Romano Pontífice, Cabeza del Colegio Episcopal. Sigue leyendo

El primer mandamiento de la Ley de Dios. Su olvido y su urgencia

Madrid, 10 de Julio de 2010

EL PRIMER MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS

Su olvido y su urgencia

Mis queridos hermanos y amigos:

“Maestro ¿cuál es el primer mandamiento de la Ley? El le dijo: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón con toda tu alma y con toda tu mente”.

Esta pregunta dirigida a Jesús en distintos contextos y momentos de su predicación, casi siempre con insidiosa intención, le sirve para dejar claro para todos los tiempos cual es el principio sustentador de todo comportamiento y acción del hombre si quiere llegar a su verdadera realización, es decir, a su felicidad. El hombre creado para amar, ve quebrada y herida esta disposición y vocación innata, que caracteriza lo más íntimo e, incluso, la totalidad de su ser, cuando se rebela contra Aquel que es “el Amor”, Dios, que le creó por puro amor y para que pudiese amar. Dios le ama y él, el hombre, no le corresponde. Superpone el amor a si mismo al amor de Dios, no queriendo advertir que con esta actitud cerraba su alma a la fuente del amor. Era un primer pecado -¡pecado original!-, del que nacería y se originaría un mundo en el que la negación y el rechazo del amor dominan vidas personales, relaciones sociales, culturas y pueblos con una dramática fuerza: un mundo dividido, irreconciliado, ¡roto! Dios responde al desamor del hombre con más amor, con un amor insondable, ¡con un amor de infinita misericordia! Responde con una historia de salvación que culmina en la Encarnación de su Hijo Unigénito en el seno de la Virgen María, en su Pasión y Muerte en la Cruz y en su Resurrección: responde con Jesús. La respuesta de Dios es Jesús: Jesucristo y su Evangelio de la gracia y de la ley nueva. Lo que era necesario para que el hombre se salvase -amar a Dios, el Señor, con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas que le son propias-, es posible, es factible, es realidad anticipada que se puede pregustar y preformar en la vida de este mundo. Es, pues, ya posible y exigible que la norma primera que debe regir toda relación de los hombres entre sí, sea la nacida, la inspirada y la iluminada por el Amor de Dios; más concretamente, por el amor a Jesucristo, nuestro Salvador y Señor. ¡Amar a Jesucristo es la definitiva fórmula de amor a Dios y del amor al hombre! Es la fórmula de vida confiada a su Iglesia para que la ponga en práctica en el interior de si misma y la ofrezca y difunda en la familia humana como la única válida para afirmar y sostener la esperanza en medio de las vicisitudes tantas veces dolorosas de la historia. La vida de la humanidad actual y su futuro siguen sujetos a la pugna y resistencia última del pecado contra la gracia, de la soberbia del hombre contra la misericordia de Dios, manifestada en Cristo Crucificado, de las potencias del mal contra el reino del bien. Sigue leyendo