HOMILÍA del Emmo. y Rvdmo. Sr. Cardenal-Arzobispo de Madrid en la Fiesta de las Familias

HOMILÍA del Emmo. y Rvdmo. Sr. Cardenal-Arzobispo de Madrid

en la Fiesta de las Familias

Domingo de la Sagrada Familia

Plaza de Colón, 30.XII.2012; 12’00 horas

(Eclo 3,2-6.12-14; Sal 83, 2-3. 5-6. 9-10; 1º Jn 3,1-2. 21-24; Lc 2,41-52)

Mis queridos hermanos y hermanas en el Señor, queridas Familias:

1.      La Fiesta de la Sagrada Familia nos reúne hoy, de nuevo, en este año que concluye, el 2012, crítico y doloroso por tantos motivos, para dar gracias a Dios por nuestras familias enraizadas en la fe en Jesucristo, el Redentor del hombre, y pedirle por el bien de la familia cristiana, verdadera “esperanza para hoy”. ¿La única sólida esperanza? Si contemplamos la realidad social y cultural que la envuelve y lo fugaces e inoperantes que son  las alternativas que se proponen para salir de la crisis de verdadera y honda humanidad que la caracteriza, no cabe duda alguna: sólo la familia concebida y vivida en la plenitud de su verdad, como la enseña el lenguaje inequívoco e indestructible de la naturaleza humana, despeja el horizonte de la esperanza para el hombre y la sociedad de nuestro tiempo. ¿Pero cuál es y cómo se conoce la plenitud de esa verdad y cuáles son las vías para comprenderla y realizarla venciendo los obstáculos económicos, sociales, culturales, jurídicos y políticos tan formidables que se interponen en su camino? La respuesta es muy sencilla: cuando se la busca con humilde sinceridad en la escucha de la Palabra de Dios y en la vivencia fervorosa de la celebración del Sacramento de la Eucaristía, especialmente en el día en que la Iglesia trae a la memoria renovada y actual de sus hijos el Misterio de la Sagrada Familia de Nazaret, en cuyo seno nació, se educó y se cobijó el Hijo de Dios, el Salvador del mundo. En ella se abrió e inició la verdadera y definitiva historia de la salvación del mundo. Una historia que ninguna crisis, aunque suponga e incluya los mayores y más horrendos pecados del hombre, podrá jamás interrumpir y, menos, anular. Sigue leyendo

¡FELIZ NAVIDAD! ¡SANTA NAVIDAD!

Madrid, 22 de diciembre de 2012

Mis queridos hermanos y amigos:

 La celebración del acontecimiento de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo es inminente. El Misterio del Nacimiento del Hijo de Dios, hecho carne en el seno purísimo de la Virgen María, vuelve a hacerse actualidad en cada una de nuestras vidas y en el corazón de la humanidad en este preciso momento histórico de la vuelta del año 2012 al año 2013 dramáticamente doloroso para tantos de nuestros hermanos; momento no exento de preocupantes incertidumbres personales y colectivas aunque no carente de signos de verdadera y animosa esperanza. La celebración de la liturgia de la Navidad, que la Iglesia de un confín al otro del plantea vivirá en los días próximos, impulsará y reforzará en cada uno de nosotros la voluntad de ofrecer al mundo de nuestros días la respuesta de la esperanza. Con el nacimiento del Niño Jesús se ha iniciado en la historia del hombre irreversiblemente el tiempo definitivo de la esperanza: ¡la esperanza triunfará! El futuro es del Dios que nos ha nacido y vuelve a nacer una y otra vez; también en esta hora de la historia que se nos antoja, no pocas veces y no sin alguna razón, como cargada de peligros y amenazas oscuras para el bienestar y la paz de las personas, de las familias y de los pueblos. No tengamos miedo ni nos acobardemos. Verdaderamente el Hijo de Dios ha nacido en Belén de Judá hace poco más de dos mil años de María Virgen, una doncella de Nazaret, desposada con José, de la casa de David, y que había concebido al Niño-Dios sin concurso de varón por obra y gracia del Espíritu Santo. En la próxima “Noche Buena”, como en aquella primera y decisiva Noche Santa del Nacimiento del Niño Jesús había sucedido a los pastores de la región de Belén, oiremos el anuncio del Ángel que nos dirá: “No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo”. Hoy, ya no sólo en la ciudad de David sino en todo el mundo, nos dirá: “os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”; y, en torno al Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre, la legión de ángeles alabarán a Dios, exclamando: “Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad” (cfr. Lc 2, 8−14).  Sigue leyendo

Carta del Cardenal a los Misioneros

Mis queridos misioneros y misioneras:

¡Feliz Navidad! Se acercan ya las fechas más gozosas y entrañables de nuestro calendario, en las que celebramos, junto a toda la Iglesia, el misterio del Nacimiento del Hijo de Dios de las entrañas de la Virgen María, en Belén de Judá. En muy pocos días celebraremos la Misa de Nochebuena, y hemos de hacerlo con el estupor que ciertamente suscita, a quien abre con sencillez los ojos del alma, este misterio admirable de Dios infinito que se hace niño, en un momento y lugar perfectamente identificables, para traernos la Salvación, Él mismo habitando en nosotros para hacernos partícipes de su misma vida divina, de un modo igualmente identificable. No se trata de ningún mito ni leyenda. Es el más real y decisivo hecho de la Historia, y por eso no puede ser más verdadera y desbordante la alegría de la Navidad. Sigue leyendo

Carta del Cardenal a los familiares de los Misioneros

Mis queridos familiares de misioneros y misioneras:

Se acercan las fechas más gozosas y entrañables de nuestro calendario. Dentro de muy pocos días, especialmente en la Misa de Medianoche del 24 de diciembre, celebraremos el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, y lo haremos, sin duda, llenos de alegría, tratando de acoger el Don precioso del Niño Dios como lo hicieron María y José, y los sencillos pastores de Belén, también con el canto de los villancicos que manifiesta “la alegría de creer”, en expresión del Santo Padre en su Carta de convocatoria del “Año de la fe”. Sigue leyendo

“Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres»

Mis queridos hermanos y amigos:

Se va a acercando ya la Navidad. El tercer cirio de “la corona de Adviento” se encenderá en todas las Iglesias de nuestra Diócesis y en otras muchas en toda la geografía del mundo católico alumbrando la esperanza en nuestras almas de que el Nacimiento del Salvador está cerca. Para poder celebrar su Fiesta, como lo que es y encierra en lo más íntimo y verdadero de si misma, una “Fiesta de gozo y de salvación”, la Iglesia nos trae a la memoria del corazón aquella hermosa exhortación de San Pablo a los Filipenses: “Hermanos: estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres” (Fl 4,6). ¿Se puede estar siempre alegres en medio de las dificultades, los sufrimientos y las adversidades que nunca nos faltan en ese transitar por los caminos de la tierra con esa estación última e inevitable que es la muerte? Sí, es posible cuando a la luz de la fe la razón descubre que, dejándose guiar por Dios, lo que a primera vista parece un itinerario fatalmente dirigido a la destrucción y a la infelicidad es en realidad la senda de la verdad, de la gracia, de la felicidad y de la vida. La venida al mundo del Hijo de Dios, hecho hombre por nosotros, nos revela cual es el inmenso valor de nuestro paso por la historia: el de ser peregrinos del cielo; o, mejor aún, el de ser operarios que van labrando con su “sí” al amor creador y redentor de Dios el campo de los hijos de Dios que un día florecerá y fructificará en la bienaventuranza de la gloria. Ese es nuestro destino: el de cada uno de nosotros y el de toda la familia humana. Sigue leyendo

Invitación del Cardenal de Madrid a los fieles

Mis queridos sacerdotes, hermanos y amigos:

El domingo 30 de Diciembre la Iglesia celebra la entrañable Fiesta de la Sagrada Familia dentro del ciclo de la Navidad. Como en años anteriores, celebraremos la Eucaristía a las 12 de la mañana en la Plaza de Colón, tras rezar el Ángelus y escuchar el Mensaje del Santo Padre. Antes, a las 10.30 de la mañana, comenzará un tiempo de preparación para vivir intensamente la Eucaristía, que en este Año de la Fe pretende reafirmar nuestra fe en el misterio de la Encamación del Hijo de Dios que se ha dignado compartir su vida con nosotros. En nuestra diócesis, además, estamos comprometidos en la Misión Madrid que busca llevar el evangelio a quienes no han oído hablar de Cristo, han perdido la fe o la viven de modo deficiente.

Precisamente en este contexto de la Misión-Madrid, invito a todas las parroquias, comunidades cristianas, asociaciones y movimientos a participar en esta Eucaristía que será la expresión de la Iglesia misionera que vive con gozo la salvación de Cristo. Deseo también invitar a los fieles a visitar una carpa situada en los Jardines del Descubrimiento, en la misma Plaza de Colón. Estará abierta ininterrumpidamente desde el viernes por la tarde hasta el domingo por la mañana. Queremos, que, de algún modo, el ambiente de la carpa recuerde al que vivimos en los inolvidables días de la JMJ.

Durante las horas de la mañana y de la tarde habrá stands y actividades de las instituciones de la Diócesis que trabajan para la familia. El objetivo será mostrar la belleza de la familia cristiana y el apoyo de la Iglesia a la familia. En las horas nocturnas habrá adoración permanente del Sacramento de la Eucaristía, que prolonga el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. Durante todo el tiempo que esté abierta la carpa habrá sacerdotes confesando en algunos de los confesionarios que estuvieron en el Retiro durante la JMJ.

Con el fin de vivir la Caridad de Cristo, que vino a enriquecemos con su pobreza, habrá posibilidad de recoger donativos para ayudar a las familias necesitadas de nuestra Diócesis que pasan momentos de enorme dificultad. Al mismo tiempo, aprovecho esta oportunidad para invitaros a vivir con austeridad y generosidad con los pobres estas fiestas que no pueden convertirse en una ocasión para el gasto superfluo. Sigue leyendo

HOMILIA del Emmo. y Rvdmo. Sr. Cardenal-Arzobispo de Madrid en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de Santa María Virgen

Catedral de La Almudena, 7.XII.2012, 21’00 horas
(Gén 3,9-15.20; Sal 97; Ef 1,3-6.11-12; Lc 1,26-38)

Mis queridos hermanos y hermanas en el Señor:

1.      Una nueva “Vigilia de la Inmaculada” nos reúne hoy en la Catedral de Ntra. Sra. la Real de La Almudena para celebrar a la Santísima Virgen en ese Misterio de su Concepción en la que fue preservada de todo pecado. Es el gozo de los hijos que comparten la alegría de la Iglesia que la ve y la contempla en ese momento tan decisivo de la historia de la salvación en la que le es anunciada por el Ángel Gabriel que iba a ser la Madre del Salvador, esperado y anhelado por los grandes Profetas y “los justos”, es decir, por los mejores hijos de Israel. El saludo del Ángel la había turbado aunque no desconcertado. Ella era aquella Virgen que Isaías había predicho y divisado en el horizonte de una nueva historia en la que el hombre iba a encontrar definitivamente la salvación: aquella que “está en cinta y da a luz a un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel”: ¡“Dios con nosotros”! Sigue leyendo