LA ALEGRÍA DE LA PASCUA. Nadie nos la puede arrebatar

LA ALEGRÍA DE LA PASCUA

Nadie nos la puede arrebatar

Mis queridos hermanos y amigos:

Hoy es un día de gran alegría. Alegría que nadie ni nunca nos podrán arrebatar: ¡Jesucristo, el Señor, ha resucitado! Desde este primer Domingo jubiloso de la historia, todos los demás domingos de todos y de cualquier año no podrán por menos de recordarnos que la Resurrección de Jesucristo permanece viva y activa en el discurrir de la vida de cada hombre que viene a este mundo y, aún, de la entera humanidad. “Pues sabemos que Cristo una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. La muerte ya no tiene dominio sobre él” (Ro 6,9). En la singular batalla entablada desde el principio de la creación entre Dios, el Señor de la vida, y Satanás, el príncipe de las tinieblas y autor de la muerte, la victoria del Creador ha quedado definitiva e irreversiblemente sellada en aquel primer día de la semana judía, cuando Jesús de Nazareth, el gran −y para la comprensión mundana− el inexplicable Profeta de Galilea, crucificado ignominiosamente y sepultado, resucita de entre los muertos. “Lucharon vida y muerte en singular batalla, y muerto el que es la Vida, triunfante se levanta”, canta jubilosa la Iglesia desde tiempo inmemorial en la Liturgia Pascual del Domingo de Resurrección. Sigue leyendo

Orar por el Papa, orar por la Iglesia: responsabilidad urgente en esta hora providencial de su historia

Mis queridos hermanos y amigos:

El próximo martes, día 12 de marzo, se inicia el Cónclave en el que será elegido el nuevo Obispo de Roma, sucesor de Pedro, Vicario de Cristo y Pastor de la Iglesia Universal. La celebración de la Santa Misa “pro eligendo Pontifice” −”por la elección del Pontífice”− en la Basílica de San Pedro será el comienzo del itinerario, canónico y espiritual a la vez, de la elección del nuevo Sumo Pontífice: ¡del nuevo “Pedro”! Sigue leyendo

Carta con motivo del Vía Crucis de la Misión-Madrid que se celebrará el día 22 de Marzo

Mis queridos hermanos y hermanas en el Señor:

Os escribo de nuevo en estos días históricos de la vida de la Iglesia. Benedicto XVI  sigue sirviendo de todo corazón a la Iglesia entregado a la oración, y nos ha animado a orar especialmente por el nuevo Pontífice. Os animo a seguir pidiendo, queridos diocesanos, como os señalaba en mi carta anterior, por Benedicto XVI, para que el Señor le conforte y sostenga, le consuele e ilumine y haga fecundos todos los trabajos, plegarias y sufrimientos en favor de su santa Iglesia. Sigue leyendo

Misa de Acción de Gracias por el Pontificado de Su Santidad Benedicto XVI

HOMILIA del Emmo. y Rvdmo. D. Antonio Mª Rouco Varela

Cardenal-Arzobispo de Madrid en la

Misa de Acción de Gracias por el Pontificado de Su Santidad Benedicto XVI

Catedral de La Almudena, 3 de marzo de 2013; 19,00h.

(Ex 3, 1-8a.13-15; Sal 102; 1 Cor 10, 1-6.10-12; Lc 13,1-9)

 

Mis queridos hermanos y hermanas en el Señor:

1. Desde las 20,00 horas del pasado viernes, día 28 de febrero, al retirarse al silencio del estudio, de la reflexión y sobre todo de la oración, el que desde el 19 de abril del año 2005 había sido Obispo de Roma, Vicario de Cristo y Pastor de la Iglesia Universal, Su Santidad Benedicto XVI, la sede y oficio de Sucesor de Pedro ha quedado vacante. Es una hora para la Iglesia extendida por todo el orbe verdaderamente excepcional. Lo sucedido resulta difícil, por no decir imposible de comprender en todo lo que significa para el presente y el futuro de la Iglesia e, incluso, de toda la familia humana para aquél que lo considere con puntos de vista meramente humanos o los criterios propios del mundo. La Iglesia no es el resultado o producto de iniciativas humanas, ni se sostiene ni apoya en el poder del hombre, tampoco en su capacidad organizativa y ni siquiera en los sistemas jurídicos que pudiera diseñar según su propio arbitrio. No, el mundo interior en el que vive y del que vive la Iglesia, incluso su estructura externa −la Palabra, los Sacramentos, y el Ministerio Apostólico− proceden del Señor Jesucristo, su Cabeza y Pastor invisible: ¡su divino Fundador! En su presencia indefectible, se fundamenta y descansa; y del Espíritu Santo, por Él enviado, alimenta ininterrumpidamente su vida. “La barca de Pedro” −expresión tan querida y usual en los Padres y en la Tradición doctrinal y espiritual de la Iglesia− puede atravesar por tormentas y por aparentes soledades como las que hayamos podido experimentar estos días de una cierta orfandad pastoral; pero el Señor, su invisible timonel, se encuentra en ella vigilando y asegurando que su travesía nos conduzca al buen puerto de un nuevo y fecundo capitulo de su historia divino-humana más que milenaria. Un capítulo, en el que brillará con creciente intensidad el esplendor de la verdad de Jesucristo, el Salvador del hombre: ¡el capítulo de la nueva Evangelización! La luz de su Evangelio, que disipa todas nuestras oscuridades e incertidumbres personales y colectivas, nos infundirá al mirar al futuro de nuestros hijos la clarividencia de la fe, la fuerza de la esperanza y el ardor del amor auténtico que tanto necesitamos para afrontar victoriosamente el reto de la crisis histórica ante la que nos encontramos. Una crisis de verdadera y fraterna humanidad: ¡crisis del hombre que dio la espalda a Dios! Sigue leyendo