DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA – En el Año de la Fe para un mundo de corazones endurecidos

Mis queridos hermanos y amigos:

Con el II Domingo de Pascua concluye la Octava de Pascua. El Misterio de Jesucristo Resucitado, que la Iglesia celebra con gozo desbordante durante toda la semana que sigue al Domingo de Resurrección, se nos revela como un Misterio de infinita misericordia en lo más hondo de lo que aconteció aquel primer día de la Semana Judía con Jesús de Nazareth, el Crucificado en el Gólgota, resucitado de entre los muertos como lo había predicho. En ese Domingo de Gloria de Jesucristo Crucificado y Resucitado ha triunfado para siempre la Misericordia de Dios Padre que en búsqueda del hombre -el hijo pródigo- había enviado al mundo a su Hijo Unigénito para salirle al encuentro y salvarle de su pecado y de su efecto terriblemente destructor: la muerte temporal y eterna. El Hijo amado en la unidad del Espíritu Santo desde toda la eternidad encuentra en la Cruz al hombre perdido, ofreciéndose como víctima propiciatoria por la multitud de los llamados a ser hijos de Dios: Sigue leyendo

LA ALEGRÍA DE LA PASCUA. Nadie nos la puede arrebatar

LA ALEGRÍA DE LA PASCUA

Nadie nos la puede arrebatar

Mis queridos hermanos y amigos:

Hoy es un día de gran alegría. Alegría que nadie ni nunca nos podrán arrebatar: ¡Jesucristo, el Señor, ha resucitado! Desde este primer Domingo jubiloso de la historia, todos los demás domingos de todos y de cualquier año no podrán por menos de recordarnos que la Resurrección de Jesucristo permanece viva y activa en el discurrir de la vida de cada hombre que viene a este mundo y, aún, de la entera humanidad. “Pues sabemos que Cristo una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más. La muerte ya no tiene dominio sobre él” (Ro 6,9). En la singular batalla entablada desde el principio de la creación entre Dios, el Señor de la vida, y Satanás, el príncipe de las tinieblas y autor de la muerte, la victoria del Creador ha quedado definitiva e irreversiblemente sellada en aquel primer día de la semana judía, cuando Jesús de Nazareth, el gran −y para la comprensión mundana− el inexplicable Profeta de Galilea, crucificado ignominiosamente y sepultado, resucita de entre los muertos. “Lucharon vida y muerte en singular batalla, y muerto el que es la Vida, triunfante se levanta”, canta jubilosa la Iglesia desde tiempo inmemorial en la Liturgia Pascual del Domingo de Resurrección. Sigue leyendo

Orar por el Papa, orar por la Iglesia: responsabilidad urgente en esta hora providencial de su historia

Mis queridos hermanos y amigos:

El próximo martes, día 12 de marzo, se inicia el Cónclave en el que será elegido el nuevo Obispo de Roma, sucesor de Pedro, Vicario de Cristo y Pastor de la Iglesia Universal. La celebración de la Santa Misa “pro eligendo Pontifice” −”por la elección del Pontífice”− en la Basílica de San Pedro será el comienzo del itinerario, canónico y espiritual a la vez, de la elección del nuevo Sumo Pontífice: ¡del nuevo “Pedro”! Sigue leyendo

Carta con motivo del Vía Crucis de la Misión-Madrid que se celebrará el día 22 de Marzo

Mis queridos hermanos y hermanas en el Señor:

Os escribo de nuevo en estos días históricos de la vida de la Iglesia. Benedicto XVI  sigue sirviendo de todo corazón a la Iglesia entregado a la oración, y nos ha animado a orar especialmente por el nuevo Pontífice. Os animo a seguir pidiendo, queridos diocesanos, como os señalaba en mi carta anterior, por Benedicto XVI, para que el Señor le conforte y sostenga, le consuele e ilumine y haga fecundos todos los trabajos, plegarias y sufrimientos en favor de su santa Iglesia. Sigue leyendo

Misa de Acción de Gracias por el Pontificado de Su Santidad Benedicto XVI

HOMILIA del Emmo. y Rvdmo. D. Antonio Mª Rouco Varela

Cardenal-Arzobispo de Madrid en la

Misa de Acción de Gracias por el Pontificado de Su Santidad Benedicto XVI

Catedral de La Almudena, 3 de marzo de 2013; 19,00h.

(Ex 3, 1-8a.13-15; Sal 102; 1 Cor 10, 1-6.10-12; Lc 13,1-9)

 

Mis queridos hermanos y hermanas en el Señor:

1. Desde las 20,00 horas del pasado viernes, día 28 de febrero, al retirarse al silencio del estudio, de la reflexión y sobre todo de la oración, el que desde el 19 de abril del año 2005 había sido Obispo de Roma, Vicario de Cristo y Pastor de la Iglesia Universal, Su Santidad Benedicto XVI, la sede y oficio de Sucesor de Pedro ha quedado vacante. Es una hora para la Iglesia extendida por todo el orbe verdaderamente excepcional. Lo sucedido resulta difícil, por no decir imposible de comprender en todo lo que significa para el presente y el futuro de la Iglesia e, incluso, de toda la familia humana para aquél que lo considere con puntos de vista meramente humanos o los criterios propios del mundo. La Iglesia no es el resultado o producto de iniciativas humanas, ni se sostiene ni apoya en el poder del hombre, tampoco en su capacidad organizativa y ni siquiera en los sistemas jurídicos que pudiera diseñar según su propio arbitrio. No, el mundo interior en el que vive y del que vive la Iglesia, incluso su estructura externa −la Palabra, los Sacramentos, y el Ministerio Apostólico− proceden del Señor Jesucristo, su Cabeza y Pastor invisible: ¡su divino Fundador! En su presencia indefectible, se fundamenta y descansa; y del Espíritu Santo, por Él enviado, alimenta ininterrumpidamente su vida. “La barca de Pedro” −expresión tan querida y usual en los Padres y en la Tradición doctrinal y espiritual de la Iglesia− puede atravesar por tormentas y por aparentes soledades como las que hayamos podido experimentar estos días de una cierta orfandad pastoral; pero el Señor, su invisible timonel, se encuentra en ella vigilando y asegurando que su travesía nos conduzca al buen puerto de un nuevo y fecundo capitulo de su historia divino-humana más que milenaria. Un capítulo, en el que brillará con creciente intensidad el esplendor de la verdad de Jesucristo, el Salvador del hombre: ¡el capítulo de la nueva Evangelización! La luz de su Evangelio, que disipa todas nuestras oscuridades e incertidumbres personales y colectivas, nos infundirá al mirar al futuro de nuestros hijos la clarividencia de la fe, la fuerza de la esperanza y el ardor del amor auténtico que tanto necesitamos para afrontar victoriosamente el reto de la crisis histórica ante la que nos encontramos. Una crisis de verdadera y fraterna humanidad: ¡crisis del hombre que dio la espalda a Dios! Sigue leyendo

La hora emocionada y agradecida de la despedida de Benedicto XVI

Mis queridos hermanos y amigos:

El próximo jueves, 28 de febrero, a las 20 horas, queda vacante “la Sede de Pedro” por renuncia de nuestro Santo Padre Benedicto XVI. La hora de la despedida ha llegado: una despedida emocionada y agradecida. La emoción nos embarga. Le hemos querido como Padre y Pastor visible de la Iglesia Universal −¡de “la Católica”!−. No podremos olvidarle nunca ni en nuestro afecto filial, ni en nuestra oración cotidiana. ¿Cómo no evocar en esta mañana del segundo Domingo de Cuaresma, en que la Iglesia nos  urge a obedecer gozosamente al mandato del Padre Celestial de escuchar en lo hondo del corazón la Palabra del Hijo, la acogida exquisitamente paternal y las palabras que nos dirigía a los miembros del III Sínodo Diocesano de Madrid en la Audiencia especial del 4 de julio del 2005, el año de su elección como Obispo de Roma y Sucesor de Pedro? La Iglesia en Madrid, nos decía, “ha tomado conciencia de ser familia en la fe, familia unida por un vínculo profundo y misterioso que congrega a las más diversas realidades y se convierte, por la presencia de Dios en ella, en signo de unidad para toda la sociedad. Es una comunidad católica… y esta comunidad católica peregrina hoy a Roma como signo de comunión con el sucesor de Pedro y, por tanto, con la Iglesia Universal”. Sigue leyendo

Benedicto XVI ha servido a la Iglesia como un humilde trabajador de la viña del Señor. Carta a los diocesanos con motivo de la renuncia de Benedicto XVI a la sede de Pedro

Mis queridos hermanos y hermanas en el Señor:

El Papa Benedicto XVI acaba de anunciar su renuncia a la sede de Pedro, que quedará vacante el 28 de este mes de Febrero a las 20 horas. Las breves palabras que ha dirigido en el consistorio de los Sres. Cardenales, reunido para tres próximas canonizaciones, expresan la responsabilidad con que toma libremente esta grave decisión, asumida después de considerarla reiteradamente en su conciencia ante el Señor. Su renuncia al ministerio petrino, como él mismo dice, se debe al debilitamiento de sus propias fuerzas para poder llevar adelante el supremo pastoreo de la Iglesia. En este sentido, su decisión es un claro signo de humildad, de libertad en el Señor y de amor a la Iglesia, a la que ha servido con entrega infatigable y generosa. Esta decisión del Santo Padre está contemplada en las leyes de la Iglesia, que determinan que “la renuncia sea libre y se manifieste formalmente” (CIC 332,2), como así ha sucedido. Tampoco es necesario que sea aceptada por nadie (cf. 332,2), ya que el Papa no está sometido a ninguna autoridad en el ejercicio de su ministerio eclesial. En la historia de la Iglesia es bien conocido el caso del Papa Celestino V (s. XIII), que renunció a la sede de Pedro y se retiró a la vida monástica que había llevado antes de su elección. Benedicto XVI ha anunciado que seguirá sirviendo de todo corazón a la Iglesia entregado a la oración.

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Nota de agradecimiento al Santo Padre

Después de haber conocido esta misma mañana la renuncia de Su Santidad el Papa Benedicto XVI al ministerio petrino, me apresuro a expresar al Santo Padre, en nombre propio, y de todos los obispos miembros de la Conferencia Episcopal Española, nuestra más profunda gratitud por el impagable servicio prestado a la Santa Iglesia en estos intensos años de pontificado. Sigue leyendo

Carta a todos los niños de Madrid con motivo de la Jornada de la Infancia Misionera

Domingo, 27 de enero de 2013

“Con los niños de Europa…, acogemos a todos como Jesús”

Mis queridos niños y niñas:

Año tras año, en esta celebración de la Jornada de la Infancia Misionera, hemos ido recorriendo los diversos continentes, porque no debemos olvidar nunca lo que Jesús nos dijo en el momento de dejar la tierra para subir a los cielos: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación». Ya hemos tenido la oportunidad de conocer mejor cómo son y cómo viven los niños de Asia, África, América y Oceanía; y también de conocer mejor cómo viven los misioneros que los ayudan en su fe y en su formación cristiana. Pues bien, en este año 2013, que es tan especial, ¡es el «Año de la fe»!, llega el momento, por fin, de hablar de nuestro continente, de esta Europa de la que vosotros, muchas veces, sin duda, habéis oído llamar “la vieja Europa». Es, sin duda, el continente que mejor conocemos. Sin embargo, a veces ignoramos cosas que son muy importantes: a lo mejor no nos hemos puesto a pensar que aquí también tuvieron que venir los misioneros, que también los habitantes de Europa, en los comienzos de la Iglesia, estaban lejos de la fe, y que, por la misericordia de Dios, los Apóstoles, y sus sucesores vinieron a nuestras tierras a hablarnos del amor de Dios y traernos el Evangelio, ¡la Buena Noticia!, de Jesucristo. Y no dejaron de venir misioneros a ciertas zonas de Europa que tardaron más en evangelizarse, y gracias a su vida, su predicación y su testimonio, en algunos casos gracias también a que entregaron su vida en el martirio, hoy Europa tiene sus profundas raíces en la fe cristiana. Pero todavía hay lugares en nuestro continente donde los misioneros han de predicar el Evangelio a personas que no conocen a Jesús. Y, además, vosotros mismos veis, entre vuestros amigos y compañeros, a niños y niñas que no rezan, ni van a Misa los domingos, que no saben que son hijos de Dios, y ellos también necesitan a los misioneros para conocer y amar a Jesús, ¡y esos misioneros, en primer lugar, sois vosotros!  Sigue leyendo

Un caminar de fe y esperanza. Jornada Mundial del emigrante y del refugiado

 

JORNADA MUNDIAL DEL EMIGRANTE Y DEL REFUGIADO

Migraciones: peregrinación de fe y esperanza

20  ENERO 2013

  

Un caminar de fe y esperanza

       La Jornada Mundial  de las Migraciones, el próximo domingo 20 de enero, nos invita en el marco de la Misión Madrid a dejar resonar en nuestro corazón las palabras de san Pablo: «El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!» (1 Co 9,16). La experiencia de Jesucristo nos anima a salir al encuentro, con el entusiasmo y la valentía que impulsaron a las primeras comunidades cristianas, de las personas inmigrantes y sus familias, a quienes la crisis golpea más gravemente. Es esencial para ofrecerles la acogida que esperan de nosotros. «Arraigados y edificados en Cristo», estamos llamados a hacer visible y perceptible el proyecto de Dios: invitar a todos los hombres, sin excepción o exclusión alguna, a la comunión con Dios que nos abre «la puerta de la fe». Seamos un espacio acogedor donde se reconozca a todo hombre la dignidad que le otorgó su Creador. Sigue leyendo