A los misioneros y misioneras diocesanos
Solemnidad de la Ascensión del Señor
«La Diócesis es tu familia (…) y sus misioneros, tus hermanos»
Mis queridos misioneros y misioneras:
Con verdadero gozo me dirijo a todos vosotros con motivo de la Jornada que la Diócesis os dedica en la solemnidad de la Ascensión del Señor, para enviaros mi saludo cariñoso, y mi palabra de aliento en vuestro trabajo misionero. Ciertamente, vosotros no habéis desoído la llamada de Cristo a «ir al mundo entero», urgida por aquellas palabras de los ángeles a los discípulos que se habían quedado estupefactos mirando cómo ascendía al cielo: ¿Qué hacéis ahí mirando al cielo? Éste que os ha sido llevado al cielo, este mismo Jesús, vendrá así tal como le habéis visto subir al cielo». Como los primeros Apóstoles, vosotros no habéis dudado en seguir el mandato de Jesús de «confesarle ante los hombres». Y él Tampoco dudará, os lo aseguro, en «confesaros ante el Padre que está en los cielos».
Vosotros, nuestros misioneros diocesanos – sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos y hasta familias enteras -, sois una inmensa riqueza de nuestra Iglesia particular de Madrid, que en esta ocasión se siente muy especialmente familiar, como reza el lema de este año, que ensancha el corazón hasta los confines de la tierra. Por ello en esta Jornada, de modo especial, damos gracias a Dios, junto con vosotros mismos, por el don de vuestra vocación, al tiempo que le pedimos el don de la perseverancia, llena del gozo de su presencia viva, para todos vosotros. Y asimismo pedimos al Señor que vuestro ejemplo sea para los jóvenes de nuestras comunidades parroquiales y movimientos eclesiales verdadero estímulo para seguir la llamada de Cristo a llevar el Evangelio a todas las gentes.
Recibid mi saludo cordial, junto con mi aliento y mi oración al Señor, que pongo en las manos de nuestra Madre, la Virgen de la Almudena, para que llene vuestra vida de gozo y vuestro trabajo de abundantes frutos.
Con mi afecto y mi bendición,