CARTA PASTORAL
ANTONIO Mª ROUCO VARELA,
CARDENAL ARZOBISPO DE MADRID,
CON MOTIVO DE LA LIII CAMPAÑA CONTRA EL HAMBRE DE
MANOS UNIDAS.
Madrid, 12 de febrero de 2012
«La salud, derecho de todos: ¡Actúa!»
Queridos hermanos y hermanas en el Señor:
Como viene siendo habitual, según una arraigada tradición, en la segunda semana de febrero nos disponemos a realizar con Manos Unidas la «Campaña contra el hambre». Como ya sabéis, con dicha campaña Manos Unidas se propone, entre otros, dos objetivos fundamentales. Por un lado, nos invita a interesamos, mediante una reflexión detenida y serena, por algunos de los males que afectan gravemente a nuestra sociedad. Por otro, para que no nos quedemos en la sola reflexión, nos insta a que, movidos por el amor a nuestros hermanos y según el principio de la comunión cristiana de bienes, hagamos una colecta en nuestras parroquias, colegios y demás instituciones diocesanas. De este modo, se consigue llevar a cabo proyectos concretos de lucha contra la pobreza.
Este año, el tema propuesto para la reflexión es la salud y la enfermedad, más concretamente, la preocupación por la desmesurada extensión que algunas enfermedades alcanzan en los países menos desarrollados. Es cierto que la enfermedad es un mal que afecta a todos, pues ningún hombre o pueblo, por socialmente desarrollado que esté, puede considerarse totalmente inmune a ella. La enfermedad, lo sabemos, forma parte de las heridas que el hombre porta consigo. Por desgracias, todos somos testigos de los efectos que provoca la enfermedad en los seres humanos: además del dolor y el sufrimiento, la soledad y el aislamiento.
La historia de la humanidad es en buena medida historia de la lucha contra las enfermedades, muchas de las cuales felizmente han sido total, o en parte erradicadas. Por eso, causa un gran dolor comprobar que los adelantos de la ciencia médica no son igualmente accesibles para todos. Son muchos nuestros hermanos que todavía siguen afectados por enfermedades que en España prácticamente han desaparecido. Es una fuerte llamada a nuestra conciencia ver cómo mucha gente sigue sufriendo a causa de enfermedades que en sus países no pueden ser tratadas por falta de medios. ¿No resulta sangrante saber que muchos no pueden acceder a los avances médicos elementales por falta de medios? Si la salud es un bien para mí y los míos, también lo es para todos. De aquí nace el derecho que declara el lema que Manos Unidas ha elegido para esta campaña: «La salud, derecho de todos: ¡Actúa!». Todos reconocemos la salud como un bien fundamental para el desarrollo. La Iglesia ha mostrado esto a lo largo de su historia con la fundación de tantos hospitales e instituciones dedicadas al cuidado de los enfermos. Todos podemos trabajar por la salud de los más pobres. En primer lugar, cada persona, en la formación para la prevención de las enfermedades; también los gobiernos y las empresas médicas, para que los avances técnicos puedan ser accesibles a todos; y cada uno de nosotros, ayudando con nuestros bienes a los que menos tienen. No es responsabilidad de unos pocos, sino de todos, cada uno según sus circunstancias.
La imagen del Buen Samaritano que cuida del hombre herido debe suscitar en nosotros el deseo de paliar el sufrimiento que la enfermedad y la pobreza cargan sobre nuestros hermanos. Jesucristo, que vino para traer al hombre la verdadera Salud –la salvación-, no dudó en acercarse a los enfermos y darles la salud como signo de la vida eterna. Hoy Cristo sigue sufriendo con aquellos que sufren a causa de enfermedades que fácilmente se pueden detectar, prevenir o curar. Os invito, hermanos, a no ser insensibles y a no quedar inactivos ante el sufrimiento de los enfermos. Que cada uno, según esté en sus manos, haga lo posible para llevar a los enfermos el gozo de la salud.
Que la Virgen María, Nuestra Señora de la Almudena, Salud de los enfermos, nos mueva a actuar a favor de los hermanos necesitados.
Con todo afecto y mi bendición,
Antonio Mª Rouco Varela
Cardenal-Arzobispo de Madrid