Queridos hermanos y amigos sacerdotes:
En la carta pastoral del Adviento de 1997 dedicada al ministerio de la Palabra, afirmaba que el servicio a la Palabra no es posible «sin antes haberla acogido interiormente en el silencio del corazón».
Estos días, al leer en el Evangelio del IVº Domingo de Pascua: «mis ovejas escuchan mi voz», «y me siguen», «y yo les doy la vida eterna», he vuelto a pensar en este carisma ministerial, llamado a edificar la Iglesia extrayendo de la Palabra el sustento y el vigor necesarios. Sobrecoge un poco sentirse enviado para ser voz de Cristo, hacer discípulos suyos y entregarles la vida eterna.
La fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, en la que celebramos la Jornada para la Santificación de los Sacerdotes, es una nueva oportunidad para suplicar al espiritu Santo que nos capacite para ser verdaderos servidores de la Palabra, sin sentirnos nunca dueños; que nos ayude a vivir desde ella y para ella; que nos ilumine para ser auténticos servidores y testigos; y que nos ayude a ofrecerla íntegra y fielmente, sin subordinarla a ningún interés o punto de vista propios del «mundo».
Os invito a orar juntos por estas intenciones y por nuestra renovada fidelidad a la vocación recibida, en la Celebración Eucarística tradicional en las Religiosas Oblatas de Cristo Sacerdote c/ General aranaz, nº22 a las 11’30 horas del día 4 de Junio.
También sería de gran interés pastoral la organización de algún momento de oración en las parroquias con participación del equipo presbiteral.
Os saluda y bendice con todo afecto,