«ABRIR PUERTAS desde la acción educadora»
Mis queridos hermanos y hermanas de la Diócesis de Madrid:
Vamos a celebrar en nuestra Diócesis, como cada año, la Jornada de Enseñanza. Es un día que se nos ofrece siempre como una ocasión para seguir tomando conciencia de nuestra misión en el campo de la educación y como un nuevo impulso para vivirla con responsabilidad y compromiso cristiano. La XVI Jornada Diocesana de Enseñanza se celebrará el día 18 de Marzo, sábado. en el marco del año Jubilar que estamos viviendo, va a tener este curso una connotación especial: la convocatoria y celebración ese día del Jubileo de los Centros de Enseñanza.
Desde la Delegación os harán llegar algunos materiales y orientaciones para la preparación previa y el desarrollo pastoral de la Jornada. Con ellos quiero que os llegue también mi invitación a cuantos estáis implicados directa o indirectamente en el mundo de la escuela (padres de familia, educadores cristianos, profesores de Religión, Escuela católica, sacerdotes…) para que viváis ese día, con la celebración del Jubileo, como una oportunidad de auténtica conversión. Es un tiempo propicio para la animación mutua, estímulo, oración y comunión de voluntades y esfuerzos; para que, dejando espacio a Jesucristo en nuestras vidas, podamos seguir abriendo caminos al Reino de Dios, en el momento presente, en el ámbito de la educación.
La Jornada se celebra con el lema «ABRIR PUERTAS, desde la acción educadora». Evoca la llamada de la Iglesia universal en este año de bendición y alabanza a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, que se inaugura con la apertura de la Puerta Santa… y sugiere un horizonte especialmente rico y significativo para la tarea diaria de educar.
En este comienzo del tercer milenio, en plena era de las comunicaciones, parece que el mundo avanza hacia una sociedad multicultural sin fronteras, sin puertas. Pero el hombre contemporáneo, tan seguro de sí mismo, tan dado a concebirse como el centro y dueño de todas las cosas, no siempre se pone al servicio de lo humano y la realidad individual y social dista mucho de la vida plena a la que aspira la humanidad porque desconoce que «el misterio del hombre sólo se esclarece a la luz del misterio del Verbo encarnado» (GS 22).
Estudios sociológicos recientes manifiestan que la vivencia religiosa de los jóvenes, en sus diversas expresiones, va descendiendo de modo preocupante. La carencia de una transmisión familiar de la fe cristiana se une al desprestigio del valor de la religión en la sociedad secularizada. La educación, en este contexto, es uno de los nuevos areópagos, un desafío y una esperanza para los educadores cristianos, un espacio abierto a ser testigos de Jesucristo. Es urgente ABRIR PUERTAS a la juventud con la pedagogía de la propia vida entregada y disponible para abrir las mentes a la verdad y los corazones al bien, ayudar a traspasar el umbral de la indiferencia, despertar el interrogante oportuno y acompañar en toda búsqueda que lleve a descubrir que Dios no es un rival de la felicidad del hombre, sino que es el garante de su libertad y de su plena realización.
Año Jubilar es un tiempo de gracia, tiempo oportuno para ABRIR PUERTAS al Evangelio, para seguir avanzando en la superación de los miedos y complejos ante la ciencia de este mundo, para ayudar a quienes están a la búsqueda de signos y señales de la presencia de Dios en nuestro tiempo. El mundo de la educación necesita más que nunca la presencia clara, definitiva, humildemente servicial e incansable de los cristianos, testigos de fe, de esperanza y de amor.
«Con la mirada puesta en el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, la Iglesia se prepara para cruzar el umbral del tercer milenio», nos dice Juan Pablo II en la Incarnationis Mysterium. Enseñad a los jóvenes a ABRIR LAS PUERTAS a Cristo, a vivir el día a día con la mirada puesta en Él, en su Palabra y en su Vida. «El se hizo nuestro compañero de viaje y dio nuevo significado a la historia», decimos en la oración del Año Jubilar. «Yo soy la Puerta. Todo el que entre por esta puerta estará a salvo» nos dice El mismo en el Evangelio de Juan (Jn 10,9). Ninguno de los innumerables programas que se anuncian constantemente en el mercado político, económico o social, podrá sustituir al que nos brinda el Evangelio de Jesús.
Quiera el Señor que esta Jornada del Año Jubilar nos ayude a abrir las puertas de nuestra vida para seguir incidiendo en los ámbitos educativos con audacia y con perseverancia. Y que Santa María de la Almudena, nos enseñe a trabajar con la mirada puesta en la voluntad del Padre y en las necesidades de todos nuestros hermanos.
Con mi afecto y bendición,