Carta Pastoral a los misioneros y misioneras diocesanos

JORNADA DE LOS MISIONEROS DIOCESANOS

Domingo 4 de Junio de 2000

Solemnidad de la Ascensión del Señor

«Sacerdotes diocesanos, misioneros del tercer milenio»

Mis queridos misioneros y misioneras madrileños:

Con motivo de la celebración, en este Año Santo Jubilar tan especial, en el que conmemoramos el Dos Mil Aniversario de la Encarnación y del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, de la Jornada especialmente dedicada a vosotros, misioneros y misioneras de nuestra Iglesia diocesana que estáis esparcidos por el mundo entero, en el gozo de Cristo resucitado que vivimos en estos días de la Pascua y a las puertas de la solemnidad de su Ascensión, os envío con estas líneas mi saludo cariñoso y mi aliento en vuestra hermosa tarea de anunciar el Evangelio a todas las gentes.

La celebración del Jubileo está siendo una gracia inmensa en la archidiócesis de Madrid, y en toda la Iglesia universal. Vosotros participáis, y muy significativamente, de esta Gracia, al mismo tiempo que, con vuestro testimonio misionero, estáis siendo un don para toda nuestra Iglesia diocesana, y damos especiales gracias a Dios por ello. Vosotros sois, en verdad, «motivo de santo orgullo, y al mismo tiempo de estímulo extraordinario, para todos los que formamos la archidiócesis de Madrid», como he subrayado en la Carta Pastoral que, como todos los años, he dirigido a todos los diocesanos con motivo de esta Jornada dedicada a vosotros.

Cabe añadir que nuestro pregón no se efectúa, precisamente, con trompetas y timbales, sino, las más de las veces, en medio de grandes dificultades. Sabed que el amor del Señor, que ha vencido al Maligno, es más grande y más fuerte que todas esas dificultades y que todo el mal del mundo, y que la oración -nuestras oraciones- son la mejor ayuda que nos podemos prestar los unos a los otros.

Con este espíritu de oración, os encomiendo a la Santísima Virgen María, Nuestra Señora de la Almudena, Madre y modelo de la Iglesia, para que os bendiga y proteja en vuestra misión, a lo largo y ancho del mundo, de llevar el Evangelio de Cristo a la Humanidad del tercer milenio.

Con todo afecto y mi bendición

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