Querido hermano:
Los pastores de la Iglesia en España estamos siguiendo con vivísima emoción y consternación las terribles noticias que nos llegan de los Estados Unidos de América.
Sentimos hasta lo más hondo del alma las muertes de tantísimas personas inocentes y condenamos en nombre de Dios y del Evangelio los atentados terroristas, cualesquiera que sean sus autores y fines, que han causado tanta desolación y dolor en su país y en el mundo entero.
Nos sentimos fraternalmente unidos a los pastores y fieles de la Iglesia Católica en los Estados Unidos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que lloran por esta tragedia.
Le manifestamos nuestra condolencia, cercanía y solidaridad. Encomendamos a Dios el eterno descanso de las víctimas. Pedimos también al Señor el consuelo para todos los que se han visto afectados por los sucesivos atentados. Rogamos por fin al Dios de la Paz que esta violencia homicida cese y no genere nuevas violencias.
Al mismo tiempo que rogamos a las comunidades cristianas de la Iglesia en España que se unan a nuestra oración, aprovecho esta triste circunstancia para manifestar a V. E., en nombre de todos los Obispos españoles, nuestra comunión afectuosa y fraterna.