Santo Padre, querido Santo Padre:
“Los voluntarios” de la JMJ-2011-Madrid han constituido un factor clave en la preparación y en el desarrollo de esta gran celebración eclesial que Su Santidad quiso confiar a la Archidiócesis de Madrid y a la Iglesia en España. El significado habitual y convencional de esta palabra, “voluntarios”, usada y aplicada en los más variados contextos de la vida de las sociedades de nuestro tiempo, es manifiestamente insuficiente para poder comprender y expresar el esfuerzo, el sacrificio, el desprendimiento y el estilo impreso por los Voluntarios de la JMJ.2011 de Madrid a su comportamiento y al servicio por ellos prestado. La calidad humana, con la que lo han hecho, ha sido excepcional. Les ha movido el amor: un amor ofrecido al Señor, a la Iglesia y al Papa. Han querido ser unos verdaderos “apóstoles” de sus jóvenes compañeros, ¡y lo han logrado!
Conmovidos por la exquisita delicadeza verdaderamente paternal, que el Santo Padre les muestra al querer despedirse personalmente de ellos, se lo agradecen de todo corazón y le piden su última bendición.
Dispuestos a una respuesta en sus vidas, vigorosa y gozosa, a lo que en el futuro el Papa, la Iglesia, ¡el Señor! quieran pedirles, ¡le dan las gracias más sentidas querido Santo Padre! La despedida se les hace difícil, ¡se nos hace difícil a todos! Ha oído estos días de sus labios juveniles reiteradamente el “¡le queremos!”. Eso es: ¡le queremos, Santo Padre! ¡Bendíganos!