Mis queridos familiares de misioneros y misioneras:
Se acercan las fechas más gozosas y entrañables de nuestro calendario. Dentro de muy pocos días, especialmente en la Misa de Medianoche del 24 de diciembre, celebraremos el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, y lo haremos, sin duda, llenos de alegría, tratando de acoger el Don precioso del Niño Dios como lo hicieron María y José, y los sencillos pastores de Belén, también con el canto de los villancicos que manifiesta “la alegría de creer”, en expresión del Santo Padre en su Carta de convocatoria del “Año de la fe”.
Con este gozo de la fe, os escribo un año más para expresaros, de modo especial en estas fechas, mi unión con todos vosotros, que tenéis un familiar en las misiones: hijo, hermano, nieto, sobrino, persona cercana en vuestra familia, y felicitaros la Navidad de todo corazón, compartiendo con vosotros la experiencia de tener un ser querido en algún país lejano, pero estos días, sin duda, muy cerca del corazón, tanto más cuanto la separación es por la causa del Evangelio. No podemos olvidar que nuestros misioneros son una verdadera gracia de Dios para toda la Iglesia diocesana, y por ello le damos gracias y nos llenamos de alegría. En esta ocasión, además, porque celebramos el “Año de la fe”, que ha convocado el Papa, justamente, para no dar por supuesta la fe y, abriendo nuestra vida a Cristo, dejar que se reavive en cada uno de nosotros. Su libro sobre el nacimiento y “la infancia de Jesús”, que completa la trilogía de “Jesús de Nazaret”, precisamente en vísperas de la Navidad, es una ayuda preciosa para ese fortalecimiento de la fe que hoy tanto necesita este mundo nuestro, sumido en una crisis que ciertamente es, como en la Carta “Porta fidei” define el mismo Papa, “una profunda crisis de fe”.
Como sabéis, en nuestra archidiócesis de Madrid, desde este curso estamos viviendo la “Misión Madrid”, como un fruto precioso de la JMJ de Madrid 2011, para crecer en la fe y en el gozo de transmitirla, llevando a cabo esa “nueva evangelización” a la que todos hemos sido llamados de un modo especial a partir del último Sínodo de los Obispos, justamente, como nos dice Benedicto XVI en “Porta fidei”, “para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe”. Con este fin, en todas las parroquias, colegios, movimientos y asociaciones apostólicas se están llevando a cabo acciones de evangelización, y os animo también a vosotros a participar, según las posibilidades de cada uno, y de modo especial con vuestra oración. De este modo, os sentiréis aún más unidos a vuestros familiares misioneros.
Quiero también, con esta carta, invitaros, un año más, a la celebración de la Fiesta de la Sagrada Familia, el domingo 30 de diciembre, en la madrileña Plaza de Colón, bajo el lema, tomado esta vez de unas palabras de Benedicto XVI: “La familia cristiana es la esperanza para hoy”. Y contaremos también con el Mensaje especial del Santo Padre, en directo, desde el Vaticano. Además, este año tendrá la novedad de la preparación de la fiesta durante los dos días previos, en el escenario adjunto de los Jardines del Descubrimiento, que se convertirán en un espacio en el que toda la familia podrá revivir, de algún modo, el espíritu de la JMJ, con una gran carpa donde habrá un espacio para la adoración del Santísimo, y donde recibir el sacramento de la Reconciliación; y también habrá espacios para la información sobre cómo colaborar con las instituciones de la Iglesia que ayudan a las familias. No dejéis de orar por el fruto de esta hermosa fiesta de la Sagrada Familia.
A todos vosotros os animo a vivir también con alegría el Año Nuevo, que el Señor nos regala, y a Él le pido que la celebración de la Navidad os ayude a valorar y agradecer aún más la entrega al Señor y a la Iglesia de vuestros hijos y hermanos misioneros, y vuestra propia entrega. Sabed que contáis con mi aliento y con mis oraciones, por todos vosotros, y junto con vosotros por vuestros familiares misioneros, para que el Señor bendiga sus vidas y sus trabajos apostólicos.
Concluyo mi carta agradeciéndoos vuestra vida y pidiendo al Niño Dios que os llene de sus bendiciones, para que viváis con “la alegría de la fe” y llenos de la esperanza verdadera. Que la Virgen María, nuestra Señora de la Almudena, os acompañe con su amor de Madre. A todos os encomiendo, al mismo tiempo que yo también me encomiendo a vuestras oraciones. ¡Feliz Navidad, y un año 2013 lleno de las bendiciones de Dios!
Con mi afecto y bendición,