Mis queridos misioneros y misioneras:
¡Feliz Navidad! Se acercan ya las fechas más gozosas y entrañables de nuestro calendario, en las que celebramos, junto a toda la Iglesia, el misterio del Nacimiento del Hijo de Dios de las entrañas de la Virgen María, en Belén de Judá. En muy pocos días celebraremos la Misa de Nochebuena, y hemos de hacerlo con el estupor que ciertamente suscita, a quien abre con sencillez los ojos del alma, este misterio admirable de Dios infinito que se hace niño, en un momento y lugar perfectamente identificables, para traernos la Salvación, Él mismo habitando en nosotros para hacernos partícipes de su misma vida divina, de un modo igualmente identificable. No se trata de ningún mito ni leyenda. Es el más real y decisivo hecho de la Historia, y por eso no puede ser más verdadera y desbordante la alegría de la Navidad.
Como cada año, esta carta que os escribo es un modo concreto y palpable de acercarme a vosotros, sacerdotes, religiosos, religiosas y seglares que estáis en tantos lugares del mundo haciendo presente este acontecimiento real y verdadero que es la presencia viva y actuante de Jesucristo, Dios hecho carne para la salvación de los hombres. Y la Navidad de este año encierra un regalo especial, que es la celebración del “Año de la fe” convocado por el Santo Padre, justamente para no dar por supuesta la fe y, abriendo nuestra vida a la realidad del hecho de Cristo, dejar que se reavive en cada uno de nosotros. Su libro sobre el nacimiento y “la infancia de Jesús”, que completa la trilogía de “Jesús de Nazaret”, precisamente en vísperas de la Navidad, es sin duda una ayuda para ese fortalecimiento de la fe que hoy más que nunca necesita este mundo nuestro, sumido en una crisis que ciertamente es, como en la Carta “Porta fidei” define el mismo Benedicto XVI, “una profunda crisis de fe”.
Como sabéis, en nuestra archidiócesis de Madrid, desde este curso estamos viviendo la “Misión Madrid”, como un fruto precioso de la JMJ de Madrid 2011, para crecer en la fe y en el gozo de transmitirla, llevando a cabo esa “nueva evangelización” a la que todos hemos sido llamados de un modo especial a partir del último Sínodo de los Obispos, justamente, como nos dice el Papa en la Carta “Porta fidei”, “para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe”. Con este fin, en todas las parroquias, colegios, movimientos y asociaciones apostólicas se están llevando a cabo acciones de evangelización, que sin duda nos unen estrechamente a todos vosotros, porque vivimos, en definitiva, la misma experiencia misionera de llevar a Cristo a los hombres, ya sea en la misión “ad gentes” en países lejanos, ya sea en la misión “Madrid” para los que están más cerca. Y sobre todo hemos de estar unidos por la oración: ya sabéis que contáis con nuestras fervientes oraciones, ¡orad también vosotros insistentemente al Señor por los que estamos siendo misioneros en nuestra Iglesia diocesana de Madrid! A todos nos enriquecerá. Y enriquecerá a toda la Iglesia universal, pues de la “Misión Madrid” saldrán sin duda más misioneros como vosotros que lleven la salvación de Jesucristo “a las gentes” hasta los confines de la tierra.
Quiero también compartir con vosotros la alegría, un año más, de la celebración de la Fiesta de la Sagrada Familia, el domingo 30 de diciembre, en la madrileña Plaza de Colón, bajo el lema, tomado esta vez de unas palabras de Benedicto XVI: “La familia cristiana es la esperanza para hoy”. Y contaremos también con el Mensaje especial del Santo Padre, en directo, desde el Vaticano. Además, este año tendrá la novedad de la preparación de la fiesta durante los dos días previos, en el escenario adjunto de los Jardines del Descubrimiento, que se convertirán en un espacio en el que toda la familia podrá revivir, de algún modo, el espíritu de la JMJ, con una gran carpa donde habrá un espacio para la adoración del Santísimo, y donde recibir el sacramento de la Reconciliación; y también habrá espacios para la información sobre cómo colaborar con las instituciones de la Iglesia que ayudan a las familias. No dejéis de orar por el fruto de esta hermosa fiesta de la Sagrada Familia.
Concluyo ya esta carta, recordando que vuestra vida y vuestro trabajo misionero es un tesoro para nuestra Iglesia diocesana, y para toda la Iglesia universal. Agradezco de corazón vuestras cartas y todas las noticias de la misión que me llegan desde la Delegación de Misiones, con vuestras inquietudes y vuestras esperanzas, que sigo muy de cerca, y que encomiendo especialmente en estos días de Navidad, ante el Niño Dios. A Él le pido que os bendiga y os llene de sus gracias y dones, para que viváis con alegría y llenos de la esperanza verdadera. Que la Virgen María, bajo la madrileña advocación de la Almudena, os acompañe en vuestros trabajos y luchas por el Evangelio con su amor de Madre. Os encomiendo a todos vosotros y a vuestras familias, al tiempo que yo también me encomiendo a vuestras oraciones. A todos os deseo ¡feliz Navidad!, y un año 2013 lleno de las bendiciones de Dios.
Con mi afecto y mi bendición,