Ante el cruel atentado contra el sargento Joseba Pagazaurtundua, Jefe de la Guardia Municipal de la localidad guipuzcoana de Andoain y miembro del Partido Socialista de Euskadi

En la mañana del sábado, 8 de febrero, la banda asesina volvió a atentar contra la vida y la libertad. Esta vez el atentado se produjo en la localidad guipuzcoana de Andoain contra el sargento de la Policía Municipal Joseba Pagazaurtundua,  de 45 años, casado y padre de dos hijos, miembro del Partido Socialista de Euskadi y colaborador activo del grupo “Basta ya”.

El Cardenal Arzobispo de Madrid y sus Obispos Auxiliares, en su nombre y en el de la Archidiócesis madrileña, desean manifestar, una vez más, su profundo dolor por este grave atentado a la vida y a la libertad, en la persona de Don Joseba Pagazaurtundua, así como su cercanía y afecto a todos sus familiares, compañeros y amigos, al tiempo que elevan su oración al Señor por su eterno descanso, y para que a todos ellos les conforte con el consuelo de su ternura infinita, fuente de la verdadera esperanza.

Al mismo tiempo, manifiestan su más absoluta y total condena de este nuevo atentado que busca causar la muerte de un ser humano, que es preciso calificar muy claramente, en palabras de la Instrucción pastoral sobre la “valoración moral del terrorismo en España, de sus causas y de sus consecuencias”, aprobada en la última Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, como “pecado gravísmo que clama al cielo”. Ofende, en efecto, gravísimamente a Dios, y al hombre, creado a su imagen y semejanza. Recuerdan, asimismo, la afirmación de la citada Instrucción pastoral considerando que, “en España, el terrorismo de ETA se ha convertido desde hace años en la más grave amenaza contra la paz porque atenta cruelmente contra la vida humana, coarta la libertad de las personas y ciega el conocimiento de la verdad, de los hechos y de nuestra historia”. Por ello, exhortan a la fidelidad a la verdad que nos hace libres, y que se ha manifestado en toda su plenitud en Jesucristo, subrayando cómo la luz y la fuerza que de El dimanan son la única esperanza verdadera para la paz, pues al mal sólo lo vence la abundancia del bien, de modo que la más urgente necesidad de nuestra sociedad es la conversión al Dios verdadero, el supremo Bien que vence al mal, en primer lugar en nosotros mismos, y permite construir ese mundo de solidaridad, unidad y paz, que tanto necesitamos en España y en el mundo.

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