No ha concluido el día de hoy, sábado 14 de julio, y otro nuevo asesinato de la banda terrorista ETA nos llena de conmoción a todos los españoles de bien. El Jefe de la Unidad de Inspección de Guipuzcoa de la Ertzaintza, Don Mikel Uribe, en la localidad guipuzcoana de Leaburu, cerca de Tolosa, ha recibido varios disparos que acaban de causarle la muerte.
El Cardenal Arzobispo de Madrid y sus Obispos Auxiliares, en su nombre y en el de la Archidiócesis madrileña, manifiestan una vez más, con profundo dolor, su condena más absoluta de este execrable asesinato, que de nuevo quebranta el sagrado mandamiento divino “¡No matarás!”, que ofende gravísimamente a Dios y pisotea la sagrada dignidad del hombre. Desean, al mismo tiempo, expresar su afecto y cercanía a la esposa e hijo de Don Mikel Uribe, así como a sus familiares y a los compañeros de la Policía Autónoma Vasca.
Elevan su oración a Dios por el eterno descanso del fallecido, y para que consuele con el don de su Amor infinito a su familia, en estos duros momentos de tan hondo dolor, llenándoles de la esperanza de la vida eterna; piden asimismo el don del consuelo divino y de la fortaleza de ánimo a los miembros de la Ertzaintza, y a cuantas autoridades tienen la misión de servir a la sociedad. Igualmente, exhortan a todos los fieles a cooperar con plena responsabilidad ciudadana y cristiana en la prevención y la total desaparición del terrorismo, y a perseverar en la oración constante a Dios, para que convierta los corazones de los terroristas y de sus inductores, y a todos nos conceda la fidelidad en el cumplimiento de la Santa Ley de Dios, único camino de la libertad verdadera y de esa paz a la medida del hombre que necesita la sociedad española y toda la Humanidad.