De nuevo la banda asesina ETA ha perpetrado un atentado terrorista, en la capital de España y en un día y un lugar especialmente significativos, que añaden a este acto terrorista mayor perversión, si cabe, en la Fiesta del Trabajo y junto al estadio Bernabéu poco antes de disputarse en él la importante semifinal de la Copa de Europa entre Real Madrid y Barcelona. Gracias a Dios no se han producido víctimas mortales ni heridos de gravedad, sólo algunos heridos leves, y en todo caso daños materiales y la consiguiente alarma y preocupación de todos los madrileños.
El Cardenal Arzobispo de Madrid y sus Obispos Auxiliares expresan una vez más su dolor y su condena sin paliativos ante este nuevo atentado de ETA, recordando las palabras del discurso con que se inauguraba la última Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española celebrada hace exactamente dos meses, subrayando que “no debe quedar duda alguna en ninguno de nuestros fieles y en la conciencia de cualquier persona mínimamente formada de que el terrorismo de ETA, como cualquier otro terrorismo, es una gravísima inmoralidad, intrínsecamente perverso y absolutamente reprobable. No admite colaboración ni justificación alguna, sea del grado y del tipo que sea, explícita o implícita, sociopolítica o cultural; y, por supuesto, ninguna de naturaleza ética y moral”.
Recuerdan asimismo el legítimo derecho a defenderse del terrorismo, alentando a cuantos tienen responsabilidades públicas en su encomiable labor al servicio de toda la sociedad, y a todos en la urgente necesidad de tener muy en cuenta, en primerísimo lugar, lo que también se afirmaba en el citado discurso: “Solamente estaremos en condiciones de eliminar las raíces del terrorismo si nos proponemos sin tardanzas ni vacilaciones la regeneración moral y la atención a los niños y jóvenes con una educación cristiana que les conduzca al encuentro con el Dios vivo, que es Amor y plenitud del hombre”.
Por último, precisamente porque pretender construir un mundo sin Dios es hacer un mundo contra el hombre donde tiene su caldo de cultivo el terrorismo y toda clase de maldad, exhortan de nuevo a todos los fieles a perseverar en la oración para que cese y desaparezca definitivamente el terrorismo y todo germen de violencia, el Señor convierta a los terroristas y a sus inductores, conceda su protección a los amenazados, y a todos la Paz que sólo Él puede darnos.