De nuevo, la noticia de un sangriento atentado terrorista de ETA –el cruel asesinato, mediante un coche bomba, de una niña de seis años Silvia M. S. y de un hombre de cincuenta y siete años, Don Cecilio Gallego Alaria, en la localidad de Santa Pola (Alicante)- nos ha vuelto a poner de manifiesto que los execrables actos terroristas son un gravísimo pecado contra Dios por atentar contra la vida de su misma imagen sagrada que es toda criatura humana, delatan una radical inhumanidad y son la más brutal negación y violación de los derechos y de la dignidad de la persona.
El Cardenal-Arzobispo de Madrid y sus Obispos Auxiliares condenan este nuevo acto criminal y reiteran su cercanía a los familiares de las víctimas, a los Cuerpos de Seguridad del Estado y en especial a la Guardia Civil, uniéndose a todos ellos en el dolor y en la esperanza cristiana.
Una vez más exhortan a perseverar en la oración a Dios todopoderoso por el eterno descanso de las víctimas así como por el pronto restablecimiento de los heridos, suplican a Dios Padre el consuelo para los suyos, invocan Su ayuda para que encuentren la fortaleza en el único que puede salvar al mundo: Cristo, Redentor del hombre, e invitan a pedir al Señor para los terroristas y para los que les prestan apoyo, la conversión que se traduzca en el abandono definitivo de sus acciones violentas.