Carta Pastoral del Cardenal-Arzobispo de Madrid para la Jornada Diocesana de los Misioneros Madrileños

Carta Pastoral del Cardenal-Arzobispo de Madrid
para la Jornada Diocesana de los Misioneros Madrileños

Domingo 5 de junio de 2011

 

«Diócesis misionera, fuente de juventud»

Mis queridos diocesanos:

Ante la solemnidad de la Ascensión, en la que celebramos la subida de Jesús a los cielos, al concluir los días de sus apariciones a los discípulos con su Cuerpo resucitado en la tierra, llevándonos a todos consigo hasta el Padre, en su propia humanidad, para así poder enviarnos el Don del Espíritu Santo, como ya es tradición, recordamos de modo muy especial a los misioneros madrileños, más de mil miembros de nuestra diócesis que, siguiendo las huellas de los primeros apóstoles, llevan a cabo, como avanzadilla de la Iglesia, el mandato del Señor en ese mismo momento de su Ascensión: «Id y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos…» Lo celebramos el domingo 5 de junio, Día de los Misioneros Madrileños, para tenerlos muy presentes con nuestro recuerdo y rezando por ellos. Cuando tenemos ocasión de verlos y oírlos con motivo de sus vacaciones, o por causas familiares o de salud, nos da mucha alegría, pero mientras están lejos en el espacio, también podemos estar muy cerca de ellos en espíritu, con nuestras cartas y llamadas, con nuestras ayudas y, sobre todo, con nuestra oración.

Estamos ya a las puertas del acontecimiento que ha ido marcando el trabajo y el ritmo de la vida diocesana en los últimos tres años y especialmente en los últimos meses: la celebración con el Santo Padre, el próximo agosto, en Madrid, de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud. Con tal motivo, muchos de nuestros misioneros volverán a Madrid acompañando a los jóvenes que vendrán a este gran Encuentro. Otros no podrán venir, pero sin duda estarán muy presentes en espíritu, con el afecto y la plegaria, en la JMJ que es un signo extraordinario, bien visible, de la realidad misionera de la única Iglesia de Cristo, extendida por toda la tierra. En este tiempo que resta, hemos de estar todos muy unidos, haciendo cada vez más vida en nosotros el lema de esta JMJ: «Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe». Como es lógico, no podemos olvidar esta Jornada Mundial en la celebración de nuestra Jornada Diocesana de los Misioneros Madrileños. Dentro de muy poco más de dos meses, Madrid será un hervidero de jóvenes venidos de todas partes del mundo, para ser confirmados en la fe, fortalecidos en la esperanza y vivificados en el amor. Muchos, la mayoría, vendrán de naciones europeas, de vieja tradición cristiana; pero también vendrán jóvenes de países de África, Oceanía o Asia donde los cristianos no sólo son una pequeña parte de la población, sino que allí la Iglesia no tiene una estructura fuerte ni suficiente capacidad por sí misma y, por ello, se considera más propiamente tierra de misión. La fe y la vida cristiana de muchos de esos jóvenes son fruto del trabajo evangelizador de nuestros misioneros, y la JMJ de Madrid va a ser para ellos la primera experiencia de Iglesia universal que van a vivir. Es grande el trabajo de los sacerdotes, religiosos y religiosas, y agentes de pastoral, que viven en Madrid, y en toda España, por sacar adelante esta XXVI Jornada Mundial de la Juventud, y es justo reconocerlo, pero más justo es, si cabe, reconocer el esfuerzo de nuestros misioneros diocesanos haciendo posible que los jóvenes de los países de misión vayan a estar entre nosotros, junto al Santo Padre Benedicto XVI, el próximo agosto, máxime cuando, en muchos casos, esos países son también los más pobres, y por tanto es muy grande el esfuerzo que tienen que hacer para poder llegar a este momento.

El lema para la Jornada de los Misioneros Madrileños de este año es muy certero: Diócesis misionera, fuente de juventud. Madrid es una diócesis que ha aportado muchos misioneros a la tarea evangelizadora, y es grande su vitalidad apostólica, de tal modo que nos llena de esperanza la celebración de la JMJ, fuente abundante, sin duda, para todo el mundo, empezando por nuestra propia diócesis, de juventud verdadera, la que nace de la fe en Jesucristo resucitado. Ojalá la JMJ de Madrid 2011, como expresión de la universalidad de la Iglesia y de su misión, sea ocasión añadida para proponer abiertamente la vocación misionera a nuestros jóvenes. Ojalá que muchos jóvenes madrileños, en la celebración de esta Jornada misionera de nuestra diócesis, con la mirada puesta en la JMJ del próximo agosto, descubran la belleza de la vocación misionera. Hacen falta misioneros, aquí en nuestras calles, en nuestras universidades y lugares de trabajo, ¡en las familias!, y la respuesta generosa a esta necesidad hará a nuestra Iglesia diocesana más viva y fecunda, más misionera, y por ello más verdaderamente joven, de modo que aquí se multiplicarán también las vocaciones misioneras hasta los confines de la tierra.

Concluyo esta Carta poniendo, un año más, en manos de la Reina de las Misiones esta Jornada que celebramos en la solemnidad de la Ascensión del Señor, y en nombre de todos los madrileños, pido a la Santísima Virgen, Nuestra Señora la Real de la Almudena, nuestra Patrona, que nos bendiga y nos proteja, para que, «arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe», demos gozoso testimonio cristiano en todo momento, y con especial vigor en la próxima Jornada Mundial de la Juventud, de modo que seamos cada vez más Iglesia misionera, y fuente por tanto de verdadera juventud, aquí en Madrid y en el mundo entero.

Con mi afecto y bendición para todos.