Carta a todos los niños de Madrid con motivo de la Jornada de la Infancia Misionera

CARTA A TODOS LOS NIÑOS DE MADRID CON MOTIVO

DE LA JORNADA DE LA INFANCIA MISIONERA

Domingo, 23 de enero de 2011

«Con los niños de Oceanía…, ¡seguimos a Jesús!»

Mis queridos niños y niñas:

Han pasado ya las preciosas fiestas que son para todos los cristianos los días de la Navidad, ¡la gozosa celebración del Nacimiento de Jesús, de María Virgen, en Belén!, pero lo que no ha pasado es la Presencia de Jesús en nuestra vida. Junto al belén que hemos puesto en nuestras casas hemos rezado, cantado, hecho buenos propósitos para este año 2011… , y ahora nos toca vivirlos, con trabajo, sí, pero con la alegría inmensa de tener a Jesús cada día más dentro de nuestro corazón, y por eso deseamos llevar a Jesús a nuestros amigos, y a todo el mundo, a los de cerca y a los de lejos. Es este deseo, precisamente, lo que celebraremos la próxima Jornada de la Infancia Misionera.

Tras las Navidades, nos toca seguir la vida ordinaria del colegio, los amigos, los deberes…, y como Jesús está con nosotros, si lo seguimos a Él de verdad, la vida ordinaria se convierte en verdaderamente extraordinaria, y no sólo queremos abrazar con amor las cosas que tenemos cerca, y sobre todo a las personas, sino a todo y a todos, hasta los últimos confines de la tierra. El lema de la Jornada de la Infancia Misionera nos ayuda a vivir nuestra fe cristiana y el amor tan grande que nos ha traído Jesús. Si en años anteriores recordábamos y nos uníamos a los niños de Asia y a los de África, este 2011 vamos a recordar y a unirnos a todos los niños de Oceanía, y junto a los cristianos de aquellas tierras, con islas todas ellas muy grandes, vamos a comprometernos en seguir a Jesús.

¿Qué quiere decir seguir a Jesús? Para los bautizados, que hemos sido hechos verdaderos hijos de Dios y estamos tan unidos a Jesús que

formamos un solo Cuerpo con Él, seguirle quiere decir hacerlo presente con nuestros pensamientos, palabras y obras en las cosas de cada día, en las horas de clase, en el trato con nuestros padres y hermanos, en nuestros juegos, en el descanso, cuando hacemos los deberes del colegio…, es decir, en la vida que cada uno de nosotros tenemos. Porque ser cristiano no consiste en hacer cosas raras, sino en hacer con mucho amor y con mucha alegría lo que nos toca hacer, aunque muchas veces nos cueste. Porque es verdad que, a veces, nos cuesta cumplir con nuestras obligaciones, y protestamos porque no nos apetece hacer lo que nos mandan, o lo que no nos gusta tanto. Pero sabemos que ¡seguimos a Jesús!, y entonces no podemos dejar de hacer lo que debemos mirándole a Él, que seguro que también vivió muchas veces en Nazaret, con su Madre la Virgen María y San José, por amor a nosotros, lo que le costaba y le hacía sufrir.

¡Seguir a Jesús es ser su amigo! Y en la Misa, sobre todo el domingo, su Día, el Día del Señor, es cuando nos unimos totalmente a Jesús, recibiéndole en la Sagrada Comunión; así crece más y más nuestra amistad con Él. Para los que habéis hecho ya la Primera Comunión, es una necesidad grande también acercarse con frecuencia al sacramento de la Confesión. Y es muy bueno que vayáis a Misa con vuestros padres y hermanos, y que estéis muy unidos también con toda la comunidad que celebra la Eucaristía, que además abre nuestro corazón a la Iglesia entera, extendida por todo el mundo. Muchos niños de todos los continentes, y este año recordamos en especial a los de Oceanía, que como nosotros ya conocen a Jesús y están bautizados, tienen dificultades para seguirle, no tienen sacerdotes o religiosos que los acompañen en su camino cristiano, a veces les faltan Catecismos o incluso la Biblia para aprender la doctrina de Jesús. Muchos viven en países en los que son muy pocos los cristianos, y los otros niños los critican o se ríen de ellos por creer en Jesús, y hay sitios donde incluso los persiguen y quieren obligarlos a renegar de su fe, pero muchos de ellos están dando un testimonio precioso de amor a Jesús, que «nos amó primero dando su vida por nosotros». ¡Ojalá sepamos todos seguir su ejemplo!

En este día de la Infancia Misionera, la Iglesia quiere recordaros todo esto, que a todos los niños del mundo, y de modo particular a los más necesitados de amor y de ayuda, los tengamos muy presentes en nuestro corazón. Ellos cuentan con nuestras oraciones y con nuestro amor; cuentan con nuestro recuerdo y con nuestra ayuda económica, para poder comprar Catecismos y Biblias, y para recibir formación humana y cristiana. En esta Jornada recordamos de este modo, con nuestra oración y con nuestras obras, a todos estos niños. Seguro que también a vosotros os gustaría que los demás niños se acordaran de vosotros si estuvierais sufriendo. La Infancia Misionera

nació, hace muchos años, con el deseo de que los niños ayuden a los niños. Nosotros, los de aquí, a los niños de países lejanos; y ellos también a nosotros, con su gratitud, con sus oraciones y tantas veces con su ejemplo. Vivid esta Jornada, queridos niños, con mucha ilusión y alegría; y también, ¿por qué no?, tú que estás leyendo esta carta puedes pensar si algún día, cuando seas mayor, podrías ayudar a otros niños a encontrar y a seguir a Jesús, no ya siendo misionero desde aquí, sino marchando a países lejanos como sacerdote, religioso o religiosa, o misionero seglar. Viviendo muy cerca de Jesús, Él te ayudará a descubrir tu vocación. ¡No tengas miedo de seguirla! ¡Así serás feliz de verdad!

Pido a la Virgen María que cuide de cada uno de vosotros como cuidó del Niño Jesús. Y como los Reyes Magos siguieron la estrella para ir a adorar a Jesús en Belén, todos nosotros vamos a comprometernos a seguirle a Él y a darlo a conocer a todos, en casa y en el colegio, en todas partes, cada uno siguiendo el camino que nos indica Jesús. A Él le pido también, con la intercesión de la Virgen, Nuestra Señora de la Almudena, que os bendiga a vosotros, a vuestras familias, a vuestros profesores y amigos. Y todos vosotros pedid también por mí al Señor.

Con un beso para todos, recibid mi bendición,