En la memoria viva de la Iglesia
Mis queridos hermanos y amigos:
“La Cultura de la Vida” no sólo implica una aceptación intelectual y un cultivo práctico del valor incondicional –e incondicionado– de la vida de cada ser humano desde que es engendrado en el seno de su madre hasta su muerte natural, sino también la actitud de un profundo y delicado respeto de sus restos mortales cuando fallece. Sigue leyendo