Mis queridos hermanos y amigos:
La nueva ordenación del Año Litúrgico fruto del Concilio Vaticano II ha previsto que después de concluido el gran ciclo de la Pascua del Señor se celebren aquellas Fiestas y Solemnidades litúrgicas que nos ayuden a profundizar espiritualmente en el Misterio de Dios, Uno y Trino y, de forma muy singular, en el Misterio de Cristo, el Hijo enviado por el Padre en el Espíritu Santo para nuestra salvación. Sigue leyendo