Mis queridos hermanos y amigos:
Hoy, la Iglesia invita a todos sus hijos e hijas a acompañar un año más a Jesús, su Señor y Salvador, en su subida a Jerusalén para celebrar lo que va a ser, fue y será siempre −¡para toda la eternidad!− la nueva Pascua: la del paso definitivo de la muerte a la vida. Sigue leyendo