Mis queridos misioneros y misioneras:
¡Feliz Navidad! Se acercan ya las fechas más gozosas y entrañables de nuestro calendario, en las que celebramos, junto a toda la Iglesia, el misterio del Nacimiento del Hijo de Dios de las entrañas de la Virgen María, en Belén de Judá. En muy pocos días celebraremos la Misa de Nochebuena, y hemos de hacerlo con el estupor que ciertamente suscita, a quien abre con sencillez los ojos del alma, este misterio admirable de Dios infinito que se hace niño, en un momento y lugar perfectamente identificables, para traernos la Salvación, Él mismo habitando en nosotros para hacernos partícipes de su misma vida divina, de un modo igualmente identificable. No se trata de ningún mito ni leyenda. Es el más real y decisivo hecho de la Historia, y por eso no puede ser más verdadera y desbordante la alegría de la Navidad. Sigue leyendo