Mis queridos hermanos y amigos:
Todo comienzo de curso en la escuela, en la familia, en la comunidad parroquial… en una palabra, en la sociedad y en la Iglesia, al lado de las viejas y conocidas exigencias, sobre todo, para los padres, educadores y las personas responsables en todos esos ámbitos de la vida social y eclesial, se presenta siempre con unos interrogantes y retos surgidos de los acontecimientos que la historia real va desgranando en el día a día de nuestra existencia personal y colectiva. Así ocurre también con el curso 2008/2009 que acaba de comenzar. Sigue leyendo