Mis queridos hermanos y amigos:
La Solemnidad de todos los Santos, a la que sigue la Conmemoración de los fieles difuntos, nos ofrece año tras año, cuando el otoño pone su bella nota de melancolía en el paisaje de nuestros campos y quizá también en el mundo interior de nuestras almas, la oportunidad de hacer memoria cristiana de nuestros seres más queridos y de todos aquellos que nos han precedido en el signo de la fe y duermen ya en el sueño de la paz. Sigue leyendo