La esperanza que no defrauda

Nuestro sostén en una hora difícil del mundo

Mis queridos hermanos y amigos:

La liturgia del presente Domingo -trigésimo primero del tiempo ordinario- está todavía impregnada de la esperanza que la Iglesia vive siempre que celebra la Solemnidad de Todos los Santos. La palabra esperanza suena siempre bien en el corazón del hombre, que ha de mirar inexorablemente a un futuro cuyo curso ni domina, ni conoce previamente, salvo en su término final: la muerte. Sigue leyendo