Nuestro horizonte de la esperanza
Mis queridos hermanos y amigos:
La frecuencia de las malas noticias que han esmaltado el verano, que está a punto de despedirse, pudiera haber confirmado la valoración pesimista del futuro del mundo y el aparente apocamiento de muchos en la Iglesia del que se aprovechan con su habitual tenacidad los sempiternos, escépticos y críticos de su momento actual. Sigue leyendo