Apoyados en el sólido fundamento del amor de Cristo

¡Levantaos! ¡Vamos!

Mis queridos hermanos y amigos:

Si hay alguna certeza básica que la Iglesia adquiere año tras año al terminar las celebraciones del tiempo pascual, coronadas por las dos grandes solemnidades del Domingo de la Santísima Trinidad y del día del “Corpus Christi”, es la del amor inagotable del Corazón de Cristo que la sustenta y alimenta incesantemente en su peregrinación por este mundo y por el cual el hombre ha sido salvado. Sigue leyendo