Mis queridos hermanos y amigos:
Afirmar que vivimos en el tiempo de la esperanza, puede parecer, a la vista del panorama que ofrecen la sociedad y el hombre contemporáneos, o el fruto ingenuo de una ilusión bienintencionada o el exponente engañoso de un vacío voluntarismo. Valdría quizá como “slogan” de una campaña electoral o como el reclamo de una promoción comercial. Pero poco más… Sigue leyendo