«Resucito de veras mi amor y mi esperanza»
Mis queridos hermanos y amigos:
El Señor ha resucitado verdaderamente. Es la noticia del día. El acontecimiento no es registrable como muchos de los que llenarían los teletipos, las páginas Web de Internet, las pantallas de televisión y los micrófonos de la radio. Y, sin embargo, no es menos real. Diríamos, incluso, que tiene lugar en un nivel de realidad más profundo y más decisivo; y, por supuesto, más rico en consecuencias para la vida y el destino de los hombres de este año 2001, que miran al futuro entre dudas, interrogantes y no demasiadas certezas respecto a las grandes cuestiones que les afectan inexorablemente. Sigue leyendo →